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.Discutí acaloradamente con Evanna, queriendo saber por qué debía presentarme ante él, y qué conseguiría con ello.Odiaba y temía al entrometido más que nunca, ahora que sabía tanto sobre él.–¡Quiero estar en el extremo opuesto del mundo de donde quiera que él esté! – grité-.¡O en otro universo, si es posible!–Te entiendo -dijo Evanna-, pero debemos acudir a él, a pesar de todo.–¿Te está obligando a hacer esto? – inquirí-.¿Fue él quien te ordenó que me sacaras del Lago? ¿Está haciendo que me lleves ante él, para poder volver a fastidiarme la vida otra vez?–Lo averiguarás cuando lo veas -dijo Evanna con serenidad, y ya que en realidad no tenía más opción que seguirla (pues podría haberme lanzado nuevamente al Lago si la desobedecía), al final, murmurando con mucha rabia, fui tras ella de mala gana mientras emprendía la marcha por el árido desierto.Cuando abandonamos el calor de la hoguera, el dragón batió las alas y echó a volar.Lo vi unirse al tropel de dragones allá arriba, sobre mí, y luego le perdí el rastro.Cuando me volví a mirar a Evanna, vi que ella aún contemplaba el cielo.–Me habría gustado dar un paseo -dijo con voz curiosamente triste.–¿Sobre el dragón? – pregunté.–Sí.Siempre he deseado volar sobre un dragón.–Puedo volver a llamarlo -sugerí.Meneó rápidamente la cabeza.–Éste no es el momento -dijo-.Y hay demasiados.Los otros nos verían sobre su espalda, y nos atacarían.No creo que pudieras controlar a tantos, sin haber practicado más.Y aunque puedo hacer que pasemos desapercibidos para ellos aquí abajo, allá arriba no podría.Mientras seguíamos andando, volví la vista atrás, y mi mirada se posó en las Personitas, que se alzaban inmóviles junto al Lago.–¿Por qué están esos aquí? – pregunté.–Ésta es la época en la que nuestro padre saca del agua las almas de los muertos para crear a sus Personitas -dijo Evanna, sin mirar atrás ni aminorar la marcha-.Podría cogerlas en cualquier época, pero así es más fácil, porque no hay nadie que interfiera.Deja aquí a su pequeña banda de ayudantes, para pescar cuando les de la orden.– Me echó un vistazo-.Él podría haberte rescatado mucho antes.En el presente, sólo han pasado dos años.Él tenía el poder para sacarte del Lago entonces, pero quiso castigarte.Tu sacrificio dio al traste con sus planes.Te odia por ello, aunque seas su hijo.Por eso me envió hasta este momento en el tiempo para ayudarte.En este futuro, tu alma ha sufrido durante incontables generaciones.Quería que padecieras el dolor de una condena casi eterna, y quizá incluso que te volvieras loco, para que no pudieras salvarte.–Qué simpático -gruñí sarcásticamente.Luego entorné los ojos-.Si eso es lo que siente, ¿por qué me rescata?–Eso se aclarará pronto -dijo Evanna.Anduvimos un largo trecho desde el Lago.El aire se enfriaba a nuestro alrededor a medida que se iba poniendo el Sol.Evanna buscaba un lugar específico, deteniéndose cada pocos segundos para examinar el terreno, y luego seguía adelante.Finalmente encontró lo que buscaba.Se detuvo, se arrodilló y respiró suavemente sobre la tierra polvorienta.Se oyó un estruendo, y a continuación, la tierra se resquebrajó a nuestros pies y se abrió la boca de un túnel.Sólo alcanzaba a ver unos pocos metros hacia abajo, pero presentí el peligro.–No me digas que tenemos que bajar por ahí -murmuré.–Éste es el camino a la fortaleza de nuestro padre -dijo ella.–Está oscuro -remoloneé.–Te proporcionaré luz -prometió, y vi que sus dos manos brillaban suavemente, emitiendo una tenue luz blanca que se extendió unos cuantos metros por delante de ella.Me miró seriamente-.Mantente a mi lado aquí abajo.No te desvíes.–¿Me cogerá Mr.Tiny si lo hago? – pregunté.–Lo creas o no, hay monstruos peores que nuestro padre -repuso-.Pasaremos junto a algunos de ellos.Si te ponen las manos encima, tu milenio de tormento en el Lago de las Almas parecerá una placentera hora en una playa.Lo dudaba, pero la amenaza tuvo el poder suficiente para que me asegurara de no apartarme de la bruja más allá del grosor de un cabello cuando empezó a bajar por el túnel.Éste descendía en un ángulo de treinta grados bastante constante.El suelo y las paredes eran lisos y hechos de lo que parecía ser roca sólida.Pero había formas moviéndose dentro de la roca, formas retorcidas, inhumanas, alargadas, todo sombras, garras, dientes y tentáculos.Las paredes se abultaban hacia fuera a nuestro paso; las cosas atrapadas en su interior querían alcanzarnos.Pero ninguna podía abrirse paso.–¿Qué son? – grazné, sudando tanto por el miedo como por el calor seco del túnel.–Criaturas del Caos Universal -respondió Evanna-.Ya te las había mencionado; son los monstruos de los que te he hablado.Son parientes de nuestro padre, aunque él no es tan poderoso como ellas.Están confinadas por una serie de leyes temporales y espaciales: las leyes del Universo por las que nuestro padre y yo nos regimos.Si alguna vez quebrantáramos las leyes, estas criaturas quedarían libres.Convertirían el Universo en su infierno particular.Todo caería a su paso.Invadirían cada zona temporal y torturarían a toda criatura viviente… para siempre.–Por eso te enfadaste cuando descubriste que yo era hijo de Mr.Tiny -dije-.Pensaste que él había quebrantado las leyes.–Sí.Estaba equivocada, pero anduvo cerca.Dudo que incluso él estuviera seguro del éxito de su plan.Cuando nos hizo nacer a Hibernius y a mí, conocíamos las leyes y las acatábamos.Si él se hubiera equivocado contigo (si te hubiera dado más poder del que pretendía), podrías haber quebrantado las leyes sin saberlo y ocasionado la ruina de todo lo que conocemos y amamos.– Se volvió a mirarme con una amplia sonrisa-
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