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.Holly se desliza pordebajo de las mesas, entre las sillas, y su mano se apoya en un charco frío deCoca Cola desparramada, y cuando ve la imagen de Dixie Duck en un vasogrande de papel, por fin sabe dónde se encuentra: está en uno de los Palacios dela Hamburguesa Dixie Duck, uno de sus lugares favoritos en todo el mundo.Ahoranadie grita, quizá se han dado cuenta de que un Dixie Duck no es un lugar en elque se deba gritar, pero alguien se lamenta y llora, y alguien está diciendo «porfavor, por favor, por favor» una y otra vez.Holly se arrastra por debajo de lasmesas y ve a un hombre con un disfraz que está de pie a poca distancia, girándosehacia ella.Holly piensa que tal vez todo es una broma o un castigo, unacelebración de víspera de Todos los Santos.Pero no es Halloween.Sin embargo,el hombre lleva un disfraz, lleva botas de combate como el soldado Joe y pantalónde camuflaje, una camiseta negra y una boina, como las de los Boinas Verdes, sóloque ésta es negra; debe de ser un disfraz porque realmente no es un soldado, nopuede ser un soldado con esa gran barriga que sobresale por encima del pantalón,y no se ha afeitado desde hace una semana los soldados tienen que afeitarse ,así que él sólo lleva el uniforme de soldado.Hay una chica arrodillada frente a él,una de las jóvenes que trabaja en Dixie Duck, guapa y con el cabello pelirrojo.Cuando Holly hizo el pedido le guiñó el ojo, y ahora está arrodillada frente a aqueltipo vestido de soldado, con la cabeza inclinada como si estuviera rezando, pero loque dice es: «Por favor, por favor, por favor».El tipo le grita algo acerca de la CÍA,el control mental, una red secreta de espías que opera en el almacén de DixieDuck.Entonces el tipo deja de gritar y mira durante un rato a la chica pelirroja, selimita a mirarla, y de pronto le dice: «Mírame», y ella responde: «Por favor, porfavor, no lo haga», y él le vuelve a ordenar que le mire, así que levanta la cabeza yle mira, y él dice: «¿Acaso crees que soy estúpido?».La muchacha estáaterrorizada: «No, por favor, no sé nada de todo esto»; él responde: «Y una mierdano lo sabes», y baja la gran pistola, apunta al rostro de la chica, a cinco centímetrosde distancia.Ella dice: «Oh Dios mío, oh Dios mío».Holly está segura de que eltipo tirará a un lado la pistola y empezará a reír, y todos los que fingen estarmuertos se levantarán y también se echarán a reír, el jefe del establecimientosaldrá y hará una reverencia tras aquella interpretación para celebrar Todos losSantos.Pero no es la víspera de Todos los Santos.El tipo aprieta el gatillo, y lamuchacha pelirroja se disuelve.Holly se da la vuelta y retrocede por el camino porel que había venido, se mueve lo más aprisa que puede, tratando de alejarse de élantes de que la vea, porque está loco, eso es lo que es, un loco paranoico.Hollypasa por encima de la misma comida y bebidas desparramadas que ha pisadoantes, pasa junto a la niña del vestido rosa y sobre la sangre de la niña, rogandoque el hombre loco no la oiga en su huida.Pero el hombre debe de estardisparando en otra dirección, porque las balas no destrozan nada de lo que larodea, así que sigue hacia delante, por encima de un hombre que tiene las víscerasfuera, oyendo sirenas, sirenas que se oyen en el exterior.La policía atrapará aaquel loco.De pronto oye un estrépito a su espalda: una mesa volcada.Mira haciaatrás y ve al hombre loco dirigiéndose hacia ella, apartando las mesas aempujones, dando patadas a las sillas que se interponen en su camino.Holly pasapor encima de otra mujer muerta y se arrincona en una esquina, sobre un hombremuerto; Holly está en los brazos del hombre muerto, y no hay forma de salir de allíporque el loco se dirige hacia ella.Aquel hombre parece tan aterrador y malvadoque Holly es incapaz de observar cómo se acerca, no quiere ver la pistola en surostro como la chica pelirroja la vio, así que gira la cabeza, vuelve su rostro hacia elhombre muerto y.Holly despertó de aquella pesadilla de un modo que nunca antes habíaexperimentado, no gritaba, ni siquiera tenía anudado en la garganta un llantosilencioso, sino que las náuseas la ahogaban.Estaba agazapada contra sí mismaformando un ovillo, abrazándose, con espasmos de vómitos aunque no tenía nadaque expulsar; se estaba atragantando no por lo que había comido sino por laobstrucción repulsiva que cerraba su garganta.Jim le daba la espalda, yacía de lado.Sus rodillas estaban ligeramenteencogidas en una posición fetal.Seguía durmiendo profundamente.Cuando recuperó el aliento, Holly se incorporó.No sólo temblaba sino quetambién sufría espasmos.Estaba convencida de oír cómo sus huesosentrechocaban unos con otros.Se alegró de no haber comido nada más después de los donuts la nocheanterior, de lo contrario estaría devolviendo.Se inclinó hacia delante y se cubrió el rostro con las manos
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