[ Pobierz całość w formacie PDF ]
.Pero tú no tenías por qué molestarte por eso porque ni lo sabías, que buen cuidado tuve en callármelo, de forma que no venía a cuento que te pusieras como te pusiste, madre, que en un mes ni se te podía dirigir la palabra, ¡qué cosas!, que tú las gastas así, ya ves con Encarna.Si te repugna verla comer y ni la hablas casi ni nada, que no me extraña, porque tu cuñada activa será lo que quieras pero de conversación, cero, ¿a santo de qué la invitas a pasar temporadas? Porque hay que ver, tu cuñada será y sufrir habrá sufrido, no digo que no, pero en qué hora, hijo, que hemos tenido Encarna hasta en la sopa.Y que no vamos a decir que Encarna sea un huésped barato, Mario, que tu cuñada come por tres, no se sacia, que hay que verla cómo se pone de fruta, como un Pepe, hijo, al precio que está, y no digamos el pescado, que es la ruina, figúrate el besugo con la caída que tiene, y que luego ande con disimulos echando los huesos en los platos de los niños, es algo que no resisto, me saca de mis casillas, te lo prometo.Y luego, esas rarezas de encerrarse a leer en el baño y que si los niños la marean, y que se callen, pues los niños son niños, ya se sabe, y si no la gustan bien cerca tiene la puerta, que nadie la ha llamado, como yo digo.Y no es que yo tenga celos, Mario, ya me conoces y de sobra sabes que nunca me dio por ahí, pero aunque ahora esté más asentada, siempre es desagradable convivir con una mujerona que te ha querido birlar el marido, cariño, porque después de lo de Elviro, a mí no hay quien me saque de la cabeza que Encarna estaba por ti.Y cuando terminaste las oposiciones, la faltó tiempo, a la votación, ya ves qué sabrá ella de esas cosas, que la gusta meter la nariz en todo, y, después, a celebrarlo, que mejor es correr un tupido velo, que a saber qué haríais esa noche, y por mí, bien lo sabe Dios, poco importa, pero figúrate si los niños llegaran a saberlo, y por la memoria de Elviro, Mario, que al fin y al cabo, feo o guapo, tu hermano era.A poco que me hubieras estimado, Mario, nunca hubieras metido en casa a esa mujer, con esas despachaderas que se gasta, que no sé si será de buena familia o no, pero la traza es de verdulera, hijo, así como suena, un marimacho, había que verla con tu padre en brazos, de acá para allá, como un zarandillo, y aquel olor, que yo estaba de tres meses y lo recuerdo como una pesadilla.Y no te vayas a pensar que Encarna lo hiciera por caridad, sí, sí, por caridad, ¡para que la vieses, hijo!, ¡para deslumbrarte!, y, de paso, restregarme a mí por las narices que era una inútil.No, Mario, no, a tu cuñada la tengo aquí, y si lo hago es por lo que lo hago, que lo que es gustarme, ni un pelo, si es que lo quieres saber, y no me vengas con que la cocina porque eso bien poco significa, peor si me apuras, que hay que ver qué fregaderas me arma, a lo grande, y, luego, con esa cabeza que tiene, hay que estar siempre encima, que si la sal, que si el perejil, total que terminaba antes haciéndomelo sola.Eso por un lado, que si pones peseta a peseta, una detrás de otra, lo que Encarna representa, mañana un Seiscientos, Mario, ¡qué digo!, un Milquinientos y puede que me quede corta.XIXLleno de angustia oraba con más instancia; y sudó como gruesas gotas de sangre que caían hasta la tierra.“¡Dios mío, me siento solo; estoy como acosado!”, una obsesión, ¿eh?, ¡qué manía! Pero, ¿quién te acosa, hombre de Dios, que no son más que ganas de darte importancia? Si, precisamente, eras tú quien tenía a gala encararte con el mundo, decir a la gente que era mala, que Cristo no era como nos le querían hacer ver nuestros intereses.Estas tú bueno, cariño.¿Es que crees que únicamente tú sabías cómo era Cristo? Eso es una vanidad diabólica, Mario, desengáñate, pues aviados estaríamos si Cristo iba a volver al mundo para comprar Carlitos y canutos de hacer pompas a todos los vagos de Madrid y dejarse retratar en la Gran Vía, para que coma el fotógrafo, qué ideas [ Pobierz całość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • lo2chrzanow.htw.pl